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Mensaje de Navidad del Presidente

Mensaje del Presidente
Navidad 2014

El Evangelio de San Lucas en el Capítulo 2, versos  4 al 7 nos narra el nacimiento de Jesús “Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María, su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”

El profeta Isaías profetizó el nacimiento del Salvador. Leemos en el Capítulo 9, versos del 1 al 5 “El pueblo que andaba en tinieblas  vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría… Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.  Estará el señorío sobre su hombro,  y se llamará su nombre Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre, Príncipe de Paz.

En la Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, el Mesías, el Salvador. El Papa Francisco nos invita a que en esta Navidad recordemos que nuestra salvación se da en el seno de una familia “Y la cercanía de la Navidad enciende sobre este misterio una gran luz. La encarnación del Hijo de Dios abre un nuevo inicio en la historia universal del hombre y de la mujer. Y este nuevo inicio acaece en el seno de una familia, en Nazaret. Jesús nació en una familia. Él podía venir espectacularmente, o como un guerrero, un emperador. No, no. Viene como un hijo de familia, en una familia. Esto es importante: mirar en el pesebre esta escena tan bella. Dios ha elegido nacer en una familia humana  que ha formado Él mismo.”  También nos invita el Santo Padre a que en esta Navidad acojamos a Jesús y nos comprometamos a custodiarlo. “Cada familia cristiana – como hicieron María y José – puede, en primer lugar acoger a Jesús, escucharlo, hablar con Él, custodiarlo, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo. Hagamos espacio en nuestro corazón y en nuestras jornadas al Señor. Así hicieron también María y José, y no fue fácil: ¡cuántas dificultades tuvieron que superar! No era una familia fingida, no era una familia irreal. La familia de Nazaret nos compromete a redescubrir la vocación y la misión de la familia, de cada familia. Desde entonces, cada vez que hay una familia que custodia este misterio, aunque esté en la periferia del mundo, el misterio del Hijo de Dios, el misterio de Jesús que viene a salvarnos, está obrando. Y viene para salvar al mundo. Y ésta es la gran misión de la familia: hacer lugar a Jesús que viene, recibir a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, del esposo, de la esposa, de los abuelos, porque Jesús está allí. Recibirlo allí, para que crezca espiritualmente en esa familia. Que el Señor nos dé esta gracia en estos últimos días antes de Navidad.”
         

Queridos hermanos y hermanas Feliz Navidad. Acojamos con alegría a Jesús que viene a salvarnos.